Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la voz “trashumar”, procede del latín: trans, (de la otra parte) y humus, (tierra). Pasar el ganado con sus conductores desde las dehesas de verano a las de invierno y viceversa, es decir desde las sierras a los extremos.
La trashumancia, una forma arcaica de explotación ganadera
Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la voz “trashumar”, procede del latín: trans, (de la otra parte) y humus, (tierra). Pasar el ganado con sus conductores desde las dehesas de verano a las de invierno y viceversa, es decir desde las sierras a los extremos.
Esta forma errante de explotación ganadera ha sido practicada en muchos países europeos. La Italia meridional estaba atravesada por calles romanas, que se convirtieron más tarde en las tratturi. En la Provenza, Argelia y los Balcanes había rutas similares (algunas probablemente prerromanas) reservadas para el tránsito de ganado. En los reinos españoles se conocieron estas calzadas bajo diversos nombres: las cabañeras de Aragón, las carreradas de Cataluña, los azadores reales de Valencia y las cañadas de Castilla. Aunque el origen de las vías pecuarias parece muy antiguo, la primera noticia documental la encontramos en el Fuero Juzgo (siglo VI ).
Según Tito Livio, los celtíberos eran pastores. Julius Klein sostenía que la costumbre de las migraciones semestrales se remonta a la época de los íberos, y que los pastores andariegos prestaron ayuda a los cartagineses en sus marchas a través de la Península Ibérica. Este mismo autor pensaba que los musulmanes contribuyeron a la consolidación de la trashumancia, introduciendo la raza merina.
El término “mesta”, según Julius Klein puede proceder del árabe mechta (campamento para el ganado durante el invierno), o del latín mixta, de miscere, mezclar. Las mestas eran reuniones de ganaderos, en las que se disponía sobre los animales extraviados y se trataba sobre algunos otros asuntos pastoriles. Estas reuniones se celebraban dos o tres veces al año. En 1273, Alfonso X, el Sabio constituyó El Honrado Concejo de la Mesta, reuniendo a todos los pastores y propietarios castellanos, incorporando algunos rasgos de la organización de las Mestas locales.
La Mesta, en Castilla, y la Casa de Ganaderos de Zaragoza, en Aragón, fueron las instituciones encargadas de gobernar y administrar sobre todos los asuntos relativos a la trashumancia. Esta forma arcaica de explotación pastoril dio lugar a una protoindustria textil de gran relevancia y a una actividad mercantil muy próspera. El comercio de lanas ha supuesto una de las principales fuentes de ingresos para las áreas de montaña de gran parte de la Península Ibérica entre los siglos XIV y XVIII.
A finales del siglo XVIII, la ideología ilustrada que perseguía potenciar la agricultura, como alternativa a la ganadería extensiva, a la que se asociaba con los intereses de una aristocracia voraz y decadente, dio lugar a un importante cambio de actitud entre los políticos. La roturación de baldíos y la expansión del ganado merino en varios países europeos, con la consiguiente caída de precios de la lana, fueron otros factores clave en la crisis ganadera. Finalmente, la competencia textil del algodón y la Guerra de la Independencia, dieron la puntilla a la ya maltrecha ganadería trashumante española. En 1836, disuelta la Mesta, fue creada en su lugar la Asociación Nacional de Ganaderos, con unas funciones muy reducidas y sin los antiguos privilegios mesteños. En ese mismo momento se derogaron las antiguas comunidades aragonesas, pero la Comunidad de Albarracín se mantuvo vigente a iniciativa de los acreedores censalistas, que le habían otorgado préstamos para componer un ejército con caballos y hombres en la Guerra de Sucesión. En consecuencia, algunas antiguas ordinaciones de la Comunidad de Albarracín de 1696, relativas a montes, pastos y leñas, pudieron mantenerse vigentes hasta finales del siglo XIX.
Durante los siglos XIX y XX asistimos a una lenta recuperación de la actividad pastoril en nuestra sierra, como consecuencia de la creciente valoración de la carne, que llega a sustituir a la lana, como principal producto, y la incorporación al mundo de la trashumancia del ganado bravo.
En la actualidad la trashumancia ocupa a un gran número de familias de nuestros pueblos. La mayor comunicación entre los pastores trashumantes y los núcleos de población de La Mancha y Andalucía, antes casi inexistentes, ha dado lugar a un nuevo fenómeno sociológico que en gran medida ha contribuido al mantenimiento de la población de nuestras sierras: los matrimonios entre pastores serranos y manchegas, andaluzas o levantinas.
La Trashumancia en la Península Ibérica: Ganados, ganaderos, agostaderos y extremos.
La cabaña ovina ha sido el ganado trashumante por excelencia, en segundo lugar el vacuno, seguido por el caprino, y finalmente a cierta distancia, el caballar e incluso el porcino. Entre las especies ovinas, predominó la merina. Siendo la lana el principal producto, era lógico buscar especies productoras de lana en cantidad y calidad, y la especie merina era la óptima. Se sabe poco sobre el origen de esta especie, aunque suele aceptarse su procedencia norteafricana.
Trashumantes han sido casi todas las comarcas serranas de la península. En la Corona de Aragón, destacaban por su actividad pastoril las comarcas pirenaicas y las sierras del Sistema Ibérico, en Castilla, las sierras sorianas, Cameros, sierras burgalesas, segovianas y conquenses. León, Cantabria, Asturias e incluso Galicia cuentan, así mismo, con varias sierras trashumantes. Estas zonas montañosas fueron origen de ganados trashumantes, que descendían hacia tierras meridionales en busca de los “extremos”, donde invernar con sus ganados gruesos y menudos. A la vez, eran codiciados “agostaderos”, donde ganados sureños acudían en busca de los frescos pastos estivales. Todo este trasiego de gentes, bestias y hatos ha dado lugar a una cultura riquísima y peculiar. El contacto entre pastores de remotas tierras, ha sido nexo de intercambio cultural.
Dehesa Mayor (Villar del Cobo), 1960. Archivo López Segura.